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MES DE LA FAMILIA

En la familia: los hermanos, tíos y primos, son expresión de la comunión y el amor que se expande.  En algunas ocasiones, pensamos que quienes componen nuestras…

FIESTA, TRABAJO Y ORACIÓN EN FAMILIA

 Nos encontramos en una gran fiesta, la presencia del Espíritu Santo llena de alegría nuestros corazones sintiéndonos amados y perdonados. En la familia también se vive la fiesta, comprendida como contemplar la obra de Dios y gozarnos de ayudar en ella por medio de las relaciones entre hermanos, tíos y primos.

 Volvamos a leer el Evangelio propuesto por la Iglesia para Pentecostés:

 Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-23):

AL anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».

Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:

«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Palabra del Señor

 Dice el Papa Francisco en la Audiencia General del miércoles 12 de agosto de 2015 que:“La familia está dotada de una competencia extraordinaria para entender, dirigir y sostener el auténtico valor del tiempo de la fiesta. ¡Qué bonitas son las fiestas en familia, son bellísimas! Y en particular la del domingo. No es casualidad que las fiestas en las que hay sitio para toda la familia son aquellas que salen mejor”.

 Así, San Juan nos presenta una gran fiesta en la que los discípulos (como una gran familia) se llenan de alegría al ver al Señor y reciben el soplo del envío. La fiesta nos conduce al trabajo de ir y compartir esa alegría.En las familias tenemos la oportunidad de, al igual que los discípulos, recibir el Espíritu Santo y trabajar para asegurar una vida digna a nuestros seres queridos.

 Pentecostés y la familia nos presentan el cimiento de toda relación: la oración, que junto a la fiesta y el trabajo, nos ayuda a tener paz en nuestro interior y en nuestras relaciones. Por eso, motivados por el Espíritu Santo, busquemos a quienes se encuentran lejos (en especial a nuestros hermanos, tíos y primos) y encontrándolos: festejemos, trabajemos y oremos.

ORACIÓN

 Espíritu Santo, nuestro eterno amor, toca nuestras familias y danos un nuevo corazón para que llenos de tu presencia podamos llamar, escribir, amar y perdonar a nuestros familiares que se encuentran lejos, en especial a nuestros hermanos, tíos y primos. Para que siendo así, encuentren en nosotros Tu presencia y seamos una familia ampliada en la fiesta, el trabajo y la oración. Te lo pedimos por intercesión de Nuestra Señora la Virgen María. Amén.

 DIALOGUEMOS EN FAMILIA

 A la luz del texto que acabamos de leer vamos a reflexionar sobre nuestra familia.

 Conversemos:

¿Qué nos enseña el texto Bíblico?

¿Hemos tenido momentos de disgusto con nuestros familiares? ¿por qué razones? ¡se han podido solucionar?

¿Tenemos en este momento disgusto con algunos de nuestros hermanos o familiares?

¿Es importante contar con el apoyo y cariño de nuestros familiares, hermanos, tíos, primos, etc.?

SI – NO ¿Por qué?

 Reflexionemos:

¿Hace cuánto tiempo no hablamos ni nos relacionamos con nuestros hermanos, con nuestros tíos, primos y demás familiares?

¿Estoy pendiente de las alegrías y necesidades de mis seres queridos o no me interesa?

¿Qué podemos hacer para que las relaciones entre nuestra familia extensa sean más armoniosa y cercana?

 PADRE NUESTRO…